¿Sabías que tener un buen día no depende de cómo te levantas, sino de cómo te acuestas? ¿Te has planteado por qué no se puede recuperar el sueño perdido? ¿Para qué dormir un número mínimo de horas al día? ¿Por qué nos recomiendan “consultar las cosas con la almohada”?
Probablemente no sepas qué es lo que sucede realmente en tu cerebro cuando duermes y por qué es tan necesario dormir lo suficiente, pero cuando duermes apropiadamente te sientes mucho mejor y mentalmente más despejado.

¿Acaso el sueño puede potenciar nuestro aprendizaje?

Las investigaciones recientes concluyen que cuando el sueño es reparador y dormimos plácidamente, el cerebro se entretiene en procesar toda la información que hemos vivido durante el día. Repasa uno tras otro los recuerdos, los copia y archiva en diferentes lugares para que estén accesibles al día siguiente. De alguna manera es como si todo el caos, los numerosos estímulos y la gran cantidad de información que recibimos durante el día, se colocara en su sitio por la noche.
En el año 2000, el neurobiólogo Robert Stickgold descubrió que únicamente cuando el sueño duraba más de seis horas mejoraba el rendimiento de las personas en las 24 horas posteriores a las pruebas de aprendizaje.

Capacidad del sueño

El sueño activa patrones que se han desarrollado durante el día y refuerza así los recuerdos. Parece que el cerebro necesita tiempo para procesar la información que recibe y dormir nos ofrece esa posibilidad.
El sueño también facilita al cerebro el análisis de recuerdos nuevos y esto posibilita la resolución de problemas y la ejecución de inferencias o deducciones, como nos decían nuestras abuelas: “consulta el problema con la almohada”.
Podríamos afirmar que el cerebro se dedica a adquirir información por el día y a procesarla de noche.

Experimenta

Te proponemos introducir un nuevo hábito en tu día a día para mejorar tu higiene del sueño. Todos los días antes de acostarte realiza las mismas rutinas, en el mismo orden y en torno a la misma hora. Esta práctica es un inductor natural del sueño y un facilitador para que tu cerebro entienda que la siguiente tarea es irse a dormir. La constancia en este tipo de actividades es clave.

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