Noticias

En España, además de los impuestos estatales como el IRPF o el IVA, existen tributos locales gestionados por los ayuntamientos. Si tienes una propiedad, un negocio o estás pensando en vender un inmueble, debes conocerlos bien para evitar sorpresas

El año 2025 llega con nuevas figuras tributarias que afectarán tanto al consumo como a sectores específicos como el financiero.
En este artículo te explico de forma sencilla qué son estos nuevos impuestos, cómo se aplican y a quiénes impactan.

El Impuesto de Sociedades (IS) es uno de los pilares del sistema fiscal español, y afecta directamente a todas las empresas y entidades jurídicas que operan en el país.

El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) es un impuesto indirecto que pagamos todos cuando consumimos bienes o servicios en España. Aunque lo paga el consumidor, son los autónomos y empresas quienes deben gestionarlo

Aunque no es tan conocido como el IRPF o el IVA, el Impuesto sobre el Patrimonio sigue activo en España y afecta directamente a quienes poseen un patrimonio elevado

El IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) es uno de los tributos más importantes para los ciudadanos en España. Se trata de un impuesto progresivo: cuanto más ganas, más pagas

Vivimos en una sociedad donde una parte considerable de nuestros ingresos va directamente al Estado.
Pagamos IRPF, IVA, impuestos especiales, cotizaciones… Y aunque entendemos que los impuestos sostienen servicios públicos esenciales, la carga fiscal puede resultar asfixiante si no sabes cómo gestionarla.
La buena noticia es que existen herramientas totalmente legales para pagar menos impuestos. Y la más poderosa de todas es la planificación fiscal.

Lo que todo empresario y profesional debe conocer para no pagar de más.
El año 2025 trae consigo una serie de cambios fiscales clave que afectarán tanto a personas físicas como a empresas.
Y como siempre, la diferencia entre pagar lo justo o pagar de más estará en un solo factor: quién está informado y quién no.

Hablar de impuestos en España (y casi en cualquier país) suele activar dos emociones: resignación o miedo.
La mayoría de empresarios, autónomos y profesionales viven con la idea de que los impuestos son una carga inevitable. Un mal necesario. Algo que hay que asumir sin más.